UN OLVIDO…
En los recuerdos de nuestra niñez siempre ha sobresalido la cuchara de nuestras abuelas, principalmente en nuestra gastronomía costarricense, aquellos viaje o visitas en familia, acompañados de gallos, tortillas palmeadas, tamales mudos, picadillos, rompope, y todos aquellos sabores tradicionales de nuestra cultura; ligado a ellos esa unión familiar de aquellas tardes de café en casa de la abuela, alrededor de nuestros seres queridos, momentos familiares acompañados de un pan casero, una quesadilla, unos borrachitos que tanto nos gustaban y anhelábamos durante aquellos días de escuela, son tantas memorias las que nos traen, memorias que se han perdidos a través del tiempo y de la educación entre generaciones y me pregunto, ¿Culpables? … Nosotros mismo por no defender la esencia de lo que somos.
Hoy en día me he dado cuenta que los jóvenes no tienen esas vivencias que tuvimos nosotros, esos sabores memorables y sentidos en nuestros corazones, lo que más entristece de todo esto es ver como muchos costarricenses anhelan lo que no es nuestro, lo que no nos pertenece y que no es parte de nuestra cultura y ni de nuestro corazón.
¿Por qué deseamos tanto cocinar algo que no nos pertenece? Una pregunta que constantemente me hago, algo que simplemente no existe en nuestras venas como ticos que somos, esas comidas peruanas, francesas, italianas, japonesas, ¿por qué hemos permitido esto?, ¿dónde y en qué momento nuestras raíces y costumbre se perdieron?, siendo algo que para muchos de nosotros como chefs, solía ser lo más importante, nuestra comida, esas recetas que nos caracterizaban.
La comida costarricense tiene característica maravillosas, conocida como una de las gastronomías más elaboradas y con un alto nivel de técnica en muchos de sus platillos, con sabores exquisitos y que a pesar de los avances típicos de nuestra época, no hemos logrado explotar y enamorarnos de esas características mencionada anteriormente, siempre por tratar de desarrollar una gran gastronomía ajena a nuestras raíces.
Un francés cocina comida francesa, un italiano cocina comida italiana, un japonés cocina su comida japonesa y un tico? No deberíamos acaso cocinar con orgullo nuestra cocina costarricense, explotar nuestras raíces, costumbres y recetas. Es por ello que hoy decidí escribir este editorial, con la finalidad de regresar a nuestras raíces, de alimentar nuestra curiosidad por saciar esos recuerdos de infancia y revivir momentos en familia, recordar y volver a inculcar en nuestros hogares ese gusto por lo nuestro, los invito a que volvamos a los que somos, ticos de corazón, orgullosos de nuestra tierra y explotemos en nuestra cocina lo que llevamos dentro, NUESTRAS CULTURA.
Autor: Profesor Jorge Marín Vargas.
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